[Diego López-Pinos Puente]
Más de medio centenar de efectivos entre Guardia Civil, Policía Municipal, seguridad privada, Cruz Roja y Protección Civil velaron por la seguridad y el buen transcurso del derbi capitalino por excelencia disputado en el estadio municipal de La Victoria de Pinos Puente.
Los temores existentes antes de la disputa del partido se marcharon durante el mismo gracias al comportamiento de las dos aficiones que fue respetuoso en todo momento. El sector más radical de la afición del Granada CF, la Sección Kolokón, o lo que se traduce en cifras en unas 300 personas estuvieron animando a su equipo desde fuera del estadio. Los hinchas estuvieron escoltados en todo momento por dos patrullas de la Guardia Civil.
Mientras las aficiones lanzaban cánticos alentadores a sus jugadores y algunos jocosos para el rival, las directivas hacían todo lo contrario. La del Granada CF se negó a sentarse en el palco de autoridades para hacerlo en las gradas por estar en desacuerdo con unas declaraciones del presidente rojillo Carlos Marsá. Y es que Marsá no ayudó nada con sus palabras al afirmar en Ideal que él no se sentaba con personas que no condenaban la violencia. Incluso se había preparado un dispositivo especial de seguridad para él.
En definitiva, una chiquillada para algunos o un gesto de rebeldía para otros, pero en ningún caso ejemplar para que el derbi se disputara en un tono cordial y pacífico. Los granadinos hablaron de nuevo y mostraron a sus dirigentes, que dicho sea de paso no son de la ciudad, que entre hermanos no hay rencillas más allá de las normales. Y que fuera del estadio todos son amigos. A veces son las directivas las que han de tomar ejemplo de sus aficionados y no dejarse llevar por impulsos y orgullos. Esa actitud y el deporte es incompatible.
En definitiva, una chiquillada para algunos o un gesto de rebeldía para otros, pero en ningún caso ejemplar para que el derbi se disputara en un tono cordial y pacífico. Los granadinos hablaron de nuevo y mostraron a sus dirigentes, que dicho sea de paso no son de la ciudad, que entre hermanos no hay rencillas más allá de las normales. Y que fuera del estadio todos son amigos. A veces son las directivas las que han de tomar ejemplo de sus aficionados y no dejarse llevar por impulsos y orgullos. Esa actitud y el deporte es incompatible.

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