La franja horaria entre las 13.50 y las 14.10 de lunes a viernes se convierte en un calvario para los que circulan por la N-432 y arriesga a diario la salida del colegio de numerosos niños de la ciudad
Luis Ruiz | El Reportaje
Fotos: Molina
Hubo un momento en el que la comodidad se instaló entre todos nosotros. Así, si a veces pudiéramos, meteríamos el vehículo en cualquier lugar al que fuéramos. Por ejemplo, en el cine, le sacaríamos un asiento para tenerlo junto a nosotros, de tapas, también pondríamos el vehículo en el interior del bar o si estamos en nuestra vivienda y de ir al baño se tratase, hasta el coche nos acompañaría.
Sin embargo, hay ocasiones en la que dicha práctica, que solo es una utopía muy deseada, puede resultar arriesgada. Es el caso de la cantidad de vehículos que a diario estacionan en los aledaños de los colegios, sobre todo en hora punta, es decir, cuando se mezcla la salida del colegio de los escolares y cuando más usuarios puede llegar a registrar la vía de la N432, sobre las 14.00 horas.
Este riesgo, que de momento y por fortuna no ha dado ningún mal resultado ya que no ha ocurrido ningún accidente, entraña un peligro añadido para, principalmente, los usuarios de la vía y, también, para los menores que cruzan, junto a sus padres, eso sí, la carretera sin ningún paso de peatones ni señal de tráfico ni guardia que lo impida.
Se da la circunstancia de que dos Policías Locales sí vigilan a diario la salida del colegio para cortar directamente el tránsito de coches y, sobre todo, ciclomotores en la urbanización Los Rosales. Pero como la Policía Local no tiene el don de la ubicuidad, solo es cuestión de que las administraciones pertinentes, Ayuntamiento o la Dirección General de Tráfico, pongan remedio al asunto. Mientras tanto, el riesgo al salir de clase seguirá vivo.
Fotos: Molina
Hubo un momento en el que la comodidad se instaló entre todos nosotros. Así, si a veces pudiéramos, meteríamos el vehículo en cualquier lugar al que fuéramos. Por ejemplo, en el cine, le sacaríamos un asiento para tenerlo junto a nosotros, de tapas, también pondríamos el vehículo en el interior del bar o si estamos en nuestra vivienda y de ir al baño se tratase, hasta el coche nos acompañaría.
Sin embargo, hay ocasiones en la que dicha práctica, que solo es una utopía muy deseada, puede resultar arriesgada. Es el caso de la cantidad de vehículos que a diario estacionan en los aledaños de los colegios, sobre todo en hora punta, es decir, cuando se mezcla la salida del colegio de los escolares y cuando más usuarios puede llegar a registrar la vía de la N432, sobre las 14.00 horas.
Este riesgo, que de momento y por fortuna no ha dado ningún mal resultado ya que no ha ocurrido ningún accidente, entraña un peligro añadido para, principalmente, los usuarios de la vía y, también, para los menores que cruzan, junto a sus padres, eso sí, la carretera sin ningún paso de peatones ni señal de tráfico ni guardia que lo impida.
Se da la circunstancia de que dos Policías Locales sí vigilan a diario la salida del colegio para cortar directamente el tránsito de coches y, sobre todo, ciclomotores en la urbanización Los Rosales. Pero como la Policía Local no tiene el don de la ubicuidad, solo es cuestión de que las administraciones pertinentes, Ayuntamiento o la Dirección General de Tráfico, pongan remedio al asunto. Mientras tanto, el riesgo al salir de clase seguirá vivo.
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